..."Una banca, un árbol y hojas de la calma de mi tempestad" de Richard R. Crown, del nuevo libro "Nunca existieron nubes, nunca existieron estrellas, solo hubo soledades perversas" México, 2020 © Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra.
...el sentimiento de brújula perdida que desea una abrazo...
...a veces me doy cuenta que no llevaba dinero para el parquímetro...
...en efecto, el hermoso parque de mi casa es fuente de muchos entusiastas momentos de ejercicio... correr sin ruta y sin brújula, sin llevar cuenta de nada a pesar de que la pista está perfectamente estipulada... sí, sigo mis capacidades idiotéticas... y no, no es idiotético de idiota, sino la capacidad de los perros en técnicas de alcance intermedio... maravillosos perros con la capacidad demostrada científicamente...
...el gran reto es vaciar la mente mientras el ejercicio de trayectoria idiotética me lleva de un lado al otro... cada vez que paso por el mismo punto reviso si pienso en algo o llevo la cabeza vacía... dónde la única razón de vivir sea respirar...
...al fin del camino siempre se encuentra una banca, bueno, muchas... que escucha atentamente mi hiperventilación... un árbol, bueno, muchos, que me cobijan arropadamente del sol...
...y ahí, con la mente vacía de ti, siempre hay un arrullo de la caída del agua... que desearía en cada gota de agua que toque tu piel, encuentres el arco iris frente a ti, al pasar por la luz de tus ojos...
...y ahí, con la mente vacía de ti, existe una flor en su letargo de abrir o cerrar... que desea que veas el nuevo día al abrir lentamente tus ojitos al amanecer...
...y ahí, con la mente vacía de ti, siempre hay una cama de hojas del árbol que el otoño se encarga de mover de un lado al otro... deseando que en tu camino siempre seas como el viento que te lleve a sitios inesperados pero arrullada por el viento que navegas...
...y ahí, con la mente vacía de ti, escucho los sonidos de la gran ciudad a lo lejos... que piensan todos los lagos que verás, todas las cascadas de caudal promitente que sentirás retumbando en todas las frecuencias en tus oídos de forma tan plena que verás cómo se mueven las pequeñas gotas de humedad de tu piel, similar a un tambor con semillas en su superficie...
...y ahí, con la mente vacía de ti, veo pasar unos tenis de quien sabe quién que pasan enfrente de mi... y pienso que lo más importante siempre son la elección de los zapatos que tu decidas para vivir el momento del espacio tiempo deslindando territorio recién descubierto...
...y ahí, con la mente vacía de ti, veo una pareja en cortejo de cortesía enamorada... y sí, pienso que la calma de tu tempestad siempre encontrará un engrane que gire tu mundo...
...y ahí, con la mente vacía de ti, los segundos se hacen minutos... dónde tus segundos se hacen mintutos de tan intenso nivel de vida en el momento que tu mente explota de la diversidad de opciones de perversidad cómplice a realizar...
...y ahí, con la mente vacía de ti, veo perros orgullosos de los dueños que tienen, en franca muestra de amor manifestada... y recuerdo la lealtad a las situaciones que te hacen feliz...
...y ahí, con la mente vacía de ti, iniciando otoño, me golpean las hojas de los árboles y ya cuando me pegan más de tres lo considero un mensaje, como si quisieran que escribiera un mensaje para ti esperando que viajen por el viento de otoño...
...y ahí, con la mente vacía de ti, en la calma de mi incontrolable tempestad interna de brújula perdida y silencio de sana distancia... a veces veo las nubes, a veces las estrellas de algún lucero que se asoma para mí y en el templo de mi soledad de la noche de la adversidad... te dedico algunos momentos...
...en realidad eso es algunas ocasiones, otras veces me doy cuenta que no traigo para el parquímetro y pienso que el ejercicio se vaya al diablo, lo creo que te incluye en el envío... aceptando que de todas formas nunca existieron nubes, nunca existieron estrellas y solo hubo soldedades perversas.
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